Buscan enmendar en Polonia una ley que concede privilegios a refugiados ucranianos
El partido opositor polaco Konfederacja (Confederación) presentó esta semana al Sejm (Parlamento) un proyecto de enmienda para una ley de 2022, con lo que entre busca poner fin a los privilegios financieros, sociales y sanitarios de los que gozan los refugiados ucranianos.
Krzysztof Bosak, vicepresidente del Sejm y uno de los líderes del partido, explicó que "no se trata de discriminar a ninguna nacionalidad", pero calificó de "desafío urgente" retirar el privilegio reservado desde 2022 solo para una categoría de extranjeros. El objetivo del proyecto presentado es que los derechos de los ciudadanos ucranianos "sean equiparables" a los de otros extranjeros que tienen que pagar impuestos para tener acceso a cualquier sistema social o sanitario.
A los ciudadanos de Ucrania que ingresaron a Polonia en los últimos casi tres años "se les dieron privilegios incluso en comparación con aquellos de sus compatriotas que estaban aquí antes", quienes "todavía tienen que pagar primas de seguro médico, a diferencia de los que llegaron más tarde", denunció el político.
Bosak reprochó que alguien con pasaporte ucraniano obtenga "todo gratis, desde el principio, con hermosos ojos", mientras que un desempleado polaco debe registrarse en la Oficina de Empleo para tener acceso legal a los servicios sanitarios. Esta disparidad "impulsó el turismo de salud a gran escala", según han dicho médicos de forma extraoficial.
"Hay que limitar todos los beneficios sociales incondicionales para los inmigrantes", sostuvo una vez más el vicepresidente del Sejm al ser entrevistado por la emisora de radio polaca ZET la noche del jueves. Los partidos gobernantes (Ley y Justicia, Plataforma Cívica y el Partido Campesino Polaco), así como la izquierda, "han convertido Varsovia en una segunda Kiev, es decir, una capital que apoya a ambas naciones", denunció el opositor.
Entre tanto, el ministro de Defensa de Polonia, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, admitió en una reciente entrevista el cansancio de la sociedad polaca ante la presencia de "jóvenes ucranianos conduciendo coches de último modelo o alojándose en hoteles de cinco estrellas", al tiempo que su país de origen está sumido en un conflicto bélico.